martes, 20 de noviembre de 2012

Capítulo 2


   Después de que logró acomodar el departamento, bañarse, ordenar su cabeza y limpiar la caja de la gata,  salió apuradísima a entregar el trabajo. Al final lo había terminado a los apurones, y copiado de Internet. Nadie se iba a dar cuenta.
   Estaba por llegar a la facultad, cuando se tropezó con una raíz de un plátano muy viejo, muy viejo. Quiso levantarse y no pudo. “Una fractura” pensó. Porque nosotros, los humanos, somos demasiado exagerados o muy extremistas. A lo mejor somos demasiado realistas, a ninguno de nosotros se nos hubiera ocurrido pensar que la raíz de envolvió en su tobillo. Pero así fue. Su reacción al ver su pie envuelto en la base del gran árbol fue gritar, como un chancho que no tiene su barro para revolcarse un día de calor. (Querido lector, quédese tranquilo que no va a ser como la historia de Alicia, esto no es una copia barata de un autor reconocido)
   Mientras ella se revolcaba para huir de su destino, en la otra punta de la ciudad Valentín se caía de un taxi.

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